domingo, 16 de junio de 2013

Internacional


Los detalles que reveló la investigación sobre la muerte de Pablo Escobar
El jefe narco colombiano, que inspiró la serie televisiva Escobar, el patrón del mal, fue ultimado el 2 de diciembre de 1993.

Saltando de techo en techo, con barba y los pies descalzos, el mandamás del todopoderoso cartel de Medellín, Pablo Escobar, murió a manos del Bloque de Búsqueda el 2 de diciembre de 1993. Veinte años después de la violenta muerte del capo narco colombiano, la serie de televisión Escobar, el patrón del mal ha batido récords de audiencia en varios de los países latinoamericanos donde ha sido exhibida, incluido Chile, al tiempo que ha despertado el interés por conocer la figura del mayor narcotraficante de la historia. Escobar cayó tras haber cometido el error de efectuar en sus últimos días de vida varias llamadas telefónicas a su familia, que fueron interceptadas por la policía. Los agentes que pusieron fin a la existencia del “capo” narco  más buscado  fueron seleccionados entre los más expertos en operaciones de comando del Bloque de Búsqueda, contingente de 1.500 hombres, entre soldados y policías de elite, constituido en 1992 con el propósito de capturar al jefe del cartel de Medellín, un mes después de que se fugara, la madrugada del 22 de julio de ese año, de la cárcel “La Catedral” de Envigado. Según relata el periodista y escritor norteamericano Mark Bowden en su acucioso libro de investigación Killing Pablo (Matando a Pablo), en la tercera semana de noviembre de 1993, el narcotraficante había fijado su residencia en la casa 45D-94 de la calle 79, de Medellín, “una vivienda de ladrillos, de dos plantas, sencilla y con una palmera achaparrada enfrente”. “El taxi que utilizaba como cabina telefónica portátil era conducido por su único guardaespaldas y compañero, Alvaro de Jesús, alias ‘Limón’”, agrega. Después de un año y cuatro meses de intensas labores de inteligencia, el Bloque de Búsqueda -que tenía ubicadas antenas de vigilancia en las colinas que rodeaban Medellín- fijó el martes 30 de noviembre el origen de una de las llamadas de Escobar en el barrio de Los Olivos. El coronel Hugo Martínez Poveda pidió autorización para acordonar el barrio y luego registrar las casas puerta por puerta. Pero se le negó el permiso, según Bowden. “Hugo se ocultó con otros 35 policías y sus vehículos en un estacionamiento... Esperaron toda la noche del martes hasta el miércoles (1 de diciembre)”. Ese día, Escobar volvió a llamar y habló durante bastante tiempo con su hijo, su esposa y su hija, quienes le desearon un feliz cumpleaños. “Acababa de cumplir 44 años y lo celebró con marihuana, una tarta y un poco de vino”, afirma Bowden. El mayor Hugo Aguilar salió a toda prisa del estacionamiento en busca de la señal, pero no había nadie allí. Ahí se percató de que “seguramente Pablo había estado hablando desde un auto en movimiento”.“Aquel jueves 2 de diciembre de 1993, Pablo se despertó, como solía, un poco antes del mediodía. Comió un plato de espagueti y echó su grueso cuerpo de nuevo en la cama, pero esta vez con el teléfono inalámbrico”, señala el libro. A las 13.00, Escobar intentó varias veces llamar a su familia haciéndose pasar por un periodista de radio. El Bloque de Búsqueda calculó que el llamado provenía nuevamente de Los Olivos. Aguilar “dejó de fijarse en la pantalla y comenzó a observar las casas detenidamente, una por una”. Hasta que reconoció a “un hombre gordo asomado a la ventana de la segunda planta. Llevaba el pelo negro, rizado y largo, y barba”. Era Escobar. Luego de unos 10 minutos comenzó la cacería. “‘Limón’ saltó desde la ventana de atrás al tejado apenas el equipo de asalto hubo irrumpido por el frente... Recibió varios impactos mientras corría”. “El segundo en salir fue Pablo... Según los policías allí presentes, al cruzar corriendo el techo recibió los impactos de los hombres que disparaban desde el callejón y del mayor Hugo Aguilar, que se había subido al tejado de la casa contigua”. Sólo ellos estaban disparando. La autopsia reveló que Escobar recibió tres balazos: en su pierna derecha, en la espalda y en el centro de su oreja derecha

Argentina y accidentes de tránsito

En la escala de accidentes producidos en la Argentina, los de tránsito ocupan el 35,2% del porcentaje global, instalándose en los primeros lugares de las estadísticas mundiales. Con un saldo de 9.000 víctimas fatales y 100 mil lesionados, los accidentes de tránsito superan las causas de muerte por cáncer, Sida u otras enfermedades.
Además de las pérdidas humanas, el Estado pierde anualmente 5.000 millones de dólares, y el aporte recibido para el mantenimiento de caminos y la construcción de nuevas rutas es sólo de 1.100 millones, lo que determina un déficit importante.
Toda la sociedad está, de alguna manera, involucrada en este problema, por lo tanto, el gobierno, las fuerzas vivas y los argentinos en su conjunto deberán resolverlo.
Cuando comienza el verano, es común ver en las rutas argentinas los operativos de control de tránsito. Las autoridades nacionales y provinciales procuran que los veraneantes tengan unas felices vacaciones sin tener que lamentar víctimas. La preocupación se debe a que el resultado de las investigaciones, tanto oficiales como privadas, arroja datos que vislumbran una realidad trágica. Pero a diferencia de lo que comúnmente se cree, el índice de accidentes producido en las rutas es el más bajo de todos.

Las estadísticas presentadas por la Asociación Civil "Luchemos por la Vida" informan que en la ciudad de Buenos Aires, en 1997, murieron 423 personas en accidentes de tránsito. Un análisis similar, que realizó el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), indica que en la Capital Federal, donde vive el 10% de la población Argentina, se produce un tercio de los accidentes de tránsito de todo el país. De hecho, los números se vuelven aún más escalofriantes cuando se hace el relevamiento del total de muertes. En 1996, las cifras definitivas arrojaron un saldo de 7.864. Con respecto a 1995 se pudo observar un leve decrecimiento del 3 %, pero en el 97, el número ascendió a 8.205 víctimas fatales, lo que significó un 4% más respecto al año anterior.

En 1987, la cifra de casos fatales era de 170, y diez años después, de 423; el aumento de accidentes, a más del 100 % en sólo una década, puede deberse a diversos factores como, por ejemplo, la falta de una campaña comprometida de educación vial; pero el motivo que agravó la situación en los últimos años fue el incremento de venta, a raíz de los créditos de las compañías automotrices.

Según datos proporcionados por la Asociación de Fabricantes de Automóviles, la producción y venta de autos para el mercado interno fue, de enero a agosto de 1996, de 235 mil unidades, y en el mismo lapso, en 1997, fue de 275 mil.

El ejemplo más claro de este crecimiento lo encontramos entre 1993 y 1994, cuando el parque automotor creció en 900 mil unidades y las muertes por accidentes de tránsito aumentaron en un 50 %.

Una gran parte de estas unidades se concentran en las capitales de las provincias y, obviamente, en la ciudad de Buenos Aires que, a simple vista, muestra que no está infraestructuralmente preparada para albergar tanto tránsito.

Educación Vial y penas más duras

Se dice que las comparaciones son odiosas, pero, en este caso, necesarias, debido a que se puede sacar provecho de otras experiencias. La cantidad de muertes por accidentes de tránsito en Argentina supera en un 300 % a la mayoría de los países europeos y a los Estados Unidos, donde hay educación vial obligatoria en las escuelas, altísimas penas para los infractores y rigurosos exámenes para obtener la licencia de conducir.

En este sentido, los ejemplos que se destacan son: en Inglaterra, los conductores principiantes no obtienen la licencia definitiva hasta pasados dos años de circular en la vía pública con chapas de colores en sus autos que van renovando cada seis meses y que advierten a los conductores veteranos en qué etapa se encuentra el novato. En España, por ejemplo, es obligatorio pasar por un curso de manejo de 500 dólares antes de sacar el registro. Y en Francia, el carné de conducir va provisto de unos cupones que la policía arranca toda vez que se comete una falta grave. Agotados los cupones, se retiene el registro.
FAVAT es la sigla de los familiares de las víctimas de los accidentes de tránsito. Un grupo con representación legal que reclama penas más duras para los infractores.
Desde 1994 se aprobó penar muchos delitos, entre ellos los homicidios por accidente con la "probation". Tal es el caso de una joven de 20 años que atropelló a un adolescente de 14 y lo abandonó en la vía pública, la condenaron a tres años de trabajos administrativos y de asistencia en una clínica de la Capital Federal.
En estas circunstancias, los integrantes de FAVAT exigen a las autoridades legislativas y a la Justicia que las penas sean mucho más rigurosas.
El 70% de los muertos en accidentes son peatones. El 38% la causan los colectivos.
Alberto Silveira, presidente de "Luchemos por la Vida", dice que por cada 42 muertes que ocurren en zonas rurales, en las ciudades mueren 58 personas.
El 59 % de los conductores accidentados tiene entre 17 y 30 años según el ISEV. El 60 % de los accidentes viales que se producen en nuestro país se debe al consumo de alcohol, según un informe del Ministerio de Salud de la Nación.

En la capital, por año, mueren atropelladas 170 personas. La mitad de las víctimas son mayores de 65 años. El 38 % de las muertes las causan los colectivos -el informe pertenece al Ministerio de Justicia, Dirección de Política Criminal-, lo que implica que el 67% de las muertes en accidentes de tránsito se debe a atropellamientos.
Según un informe del Ministerio de Salud, el 60% de los accidentes viales se debe al consumo de bebidas alcohólicas. Los jóvenes son los más propensos a la velocidad.

Por Alí Mustafá, corresponsal del Servicio Informativo Iberoamericano de la OEI, Buenos Aires, Argentina.

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